¿Qué es la Piedra de Rosetta?
La piedra Rosetta es una estela de granodiarita negra de 112 cm de alto, 76 cm de ancho, 28 cm de grosor y 762 kg de peso que estaba dividida en tres espacios de arriba abajo en los que grabaron tres textos en tres sistemas de escritura diferentes: jeroglífico —la parte superior de la estela—, demótico — y griego, que fueron claves para descifrar los jeroglíficos egipcios, la lengua de los antiguos faraones.
Descubrimiento
En 1798, Napoleón Bonaparte envió una misión a Egipto con el objetivo de conquistar esta provincia del imperio Otomano y cerrar el paso a los británicos en su camino hacia la India. Sin embargo no se trataba solo de una campaña militar, sino que entre los miembros de la expedición se encontraban cartógrafos, geógrafos, arquitectos, ingenieros, matemáticos, arqueólogos e historiadores que debían realizar informes etnológicos, históricos, geográficos, zoológicos y estudiar la posibilidad de realizar un canal que uniese el Mediterráneo y el Mar Rojo, lo que posteriormente sería el Canal de Suez.
El 19 de julio del año 1799, durante el curso de la citada misión, cuando los soldados franceses excavaban los cimientos de un fuerte en Rashid o Rosetta, localidad situada al norte del delta del Nilo y a pocos kilómetros de la desembocadura del brazo occidental del río se encontró la piedra Rosetta.
Al mando de los soldados que descubrieron la estela se encontraba el capitán Pierre Bouchard, un hombre instruido que rápidamente comprendió la importancia del hallazgo y mandó trasladar la estela a El Cairo para que pudiese ser estudiada por los expertos en filología que integraban la expedición a Egipto.
¿Qué pone en la Piedra Rosetta?
La piedra Rosetta presenta una inscripción que está fechada en el año 9 del reinado de Ptolomeo V Epifanes, o lo que es lo mismo, en el 196 a. C. El texto consiste en una copia de un decreto promulgado por un consejo general de sacerdotes de Egipto que emitieron mientras celebraban una reunión en Menfis. En él, se enumeran los honores otorgados al monarca egipcio con motivo del primer aniversario de su coronación por haber concedido importantes favores a los templos, entre los que se encontraban la exención de impuestos.
Debido al lugar en el que se emitió el decreto, a la estela se le conoce con el nombre de «Decreto de Menfis» y se piensa que originalmente habría sido erigida en el templo de la diosa Neit de la ciudad de Sais, situada al oeste del delta del Nilo. Igualmente se sabe que existieron diferentes copias de este decreto. De hecho se conocen al menos tres copias que han servido para conocer los detalles que faltan en la piedra Rosetta original.
Como hemos mencionado, el texto está grabado en tres tipos de escritura. En la parte superior de la estela 14 líneas en jeroglífico egipcio, la zona central 34 líneas en demótico y la zona inferior 54 líneas escritas en hierático.
¿Quién la tradujo?
Una de las preguntas que se hace mucha gente sobre la piedra Rosetta es quién la tradujo y cómo se descifró la escritura jeroglífica egipcia. La respuesta a la primera cuestión es ampliamente conocida. Es Jean François Champollion a quien se le atribuye el hito de descifrar esta antigua escritura egipcio y por eso es conocido como «Padre de la Egiptología». Pero tal hecho solo fue posible tras un largo proceso de estudios e investigaciones filológicas que protagonizaron muchos estudiosos más.
El primer europeo en estudiar la piedra Rosetta fue Silvestre de Sacy, aunque centró sus esfuerzos en el texto demótico, ya que el jeroglífico estaba muy mutilado y se pensaba que era una escritura simbólica. Sacy le entregó una copia de la estela al diplomático sueco David Akerbland, quien consiguió aislar los nombres propios del demótico. El siguiente en analizar la inscripción fue el físico Thomas Young, deduciendo que el texto jeroglífico era la base formal, gráfica, del hierático y el demótico.
Y así llegamos hasta Jean François Champollion, quien tras ver una copia de la piedra Rosetta cuando era niño se propuso descifrarla. Para ello estudió hebreo, árabe, arameo, siriaco, griego, latín, chino y copto, así como la historia y la civilización del antiguo Egipto. Para esto último se apoyó en las fuentes clásicas, la Biblia y antiguos viajeros.
En un primer momento Champollion también pensó que el jeroglífico era una escritura simbólica, pero en el año 1822 llegó a sus manos una litografía de una inscripción del templo de Isis en Filae. Dicha inscripción tenía dos cartuchos con los mismos signos que la piedra Rosetta, por lo que Champollion, comparando con el texto demótico llegó a la conclusión que se trataba de los nombres de un rey llamado Ptolomeo y una reina, Cleopatra.
En este descubrimiento fue de gran ayuda para el lingüista francés sus conocimientos de lenguas orientales, ya que el nombre de Ptolomeo no tenía el mismo número de signos en demótico y jeroglífico, por lo que supuso que el jeroglífico no escribía las vocales, al igual que sucedía en otros idiomas de Oriente.
En realidad, Champollion llegó a dos conclusiones clave. La primera, que, en ocasiones, los egipcios daban a los signos un valor de vocal para anotar nombres extranjeros, aunque se tratase de un signo que en origen no era vocálico, y la segunda, que los escribas podían omitir las vocales al escribir esos nombres extranjeros.
Con los nombres de Cleopatra y Ptolomeo, escritos Kleopatra y Ptolemaios en griego, separó los signos y a cada uno le asignó una letra del abecedario. Es decir, al primer signo de la palabra Kleopatra le asignó la letra K, al segundo L y así sucesivamente, aunque teniendo cuidado con las vocales, que podían omitirse o no.
De esta manera y por comparación, Champollion consiguió atribuir un valor fonético a varios de los signos de la piedra Rosetta. Pero para comprobar la validez de su hallazgo, tradujo los cartuchos de otros reyes griegos como Alejandro y, después las titulaturas egipcias de los monarcas romanos como era «caesar» y «autokrator» y los nombres de otros emperadores romanos como Tiberio o Trajano.
¿Dónde se encuentra la Piedra Rosetta?
La piedra de Rosetta se encuentra expuesta dentro de una vitrina de la sala 4 del British Museum de Londres, museo al que llegó en julio de 1802. Pero, si acabamos de decir que la estela fue descubierta por la expedición francesa enviada por Napoleón, ¿por qué se encuentra en el Museo Británico y no en el Louvre de París como la gran mayoría de objetos del Próximo Oriente y Egipto que los franceses obtuvieron durante sus excavaciones? Pues bien, en el siguiente apartado te lo contamos.
La llegada de la piedra al Museo Británico
Tras la capitulación ante los ingleses de las tropas napoleónicas en 1801, la piedra Rosetta y otras antigüedades pasaron a manos británicas, tal y como establecía el artículo XVI del Tratado de Alejandría, aunque los franceses conservaron toda la documentación escrita y gráfica que dio como resultado la publicación de la monumental Description de l´Egypte. Además, gracias copias realizadas de la estela de diorita posteriormente pudieron descifrar el texto de la misma, o lo que es lo mismo, descifraron el jeroglífico egipcio.
La piedra Rosetta llegó a tierras británicas en febrero de 1802, cuando fue transportada en barco hasta el puerto de Portsmouth, uno de los más seguros del Imperio Británico. Desde allí fue trasladada hasta Londres. En el mes de junio llegó al British Museum, pero era tal la cantidad de piezas egipcias que tuvieron que construir un nuevo ala en el museo, ya que los suelos la Casa Montagu, en la que estaba situado el museo, no podían soportar el peso de las mismas.
En los próximos días iremos ampliando la información sobre la piedra Rosetta. No te lo pierdas
Fuentes y referencias:
- CERVELLÓ AUTUORI, J. (2016), Escrituras, lengua y cultura en el antiguo Egipto, UAB, Barcelona.
- https://www.britishmuseum.org/collection/object/Y_EA24