Johann Ludwig Burckhardt y el descubrimiento
La ciudad de Petra aparecía mencionada en las fuentes antiguas, pero se desconocía su desplazamiento exacto. Esto cambió a comienzos del siglo XX, cuando el suizo Johann Ludwig Burckhardt fue contratado por una sociedad británica para recorrer las peligrosas regiones del interior de Egipto. Para tal empresa Burckhardt se preparó aprendiendo el Corán, la lengua árabe y a vestir como los musulmanes.
Pero antes de viajar a Egipto, Burckhardt decidió recorrer Oriente Próximo para probar la utilidad si su apariencia y aprendizaje del idioma le hacían pasar por un verdadero musulmán. Mientras estaba en Jordania, oyó hablar de las ruinas de una ciudad que se encontraba entre unas montañas prácticamente impenetrables. Movido por la curiosidad decidió visitarlas.
Al llegar al lugar indicado se encontró con que estaba ocupado por tribus beduinas que no veían con buenos ojos a los extraños. Para que no sospechasen de él, Burckhardt se hizo pasar por un peregrino que pretendía hacer un sacrificio en honor al profeta Aarón, que según la tradición estaba enterrado en unas montañas cercanas. Así fue como el 22 de agosto de 1822 Johann Ludwig Burckhardt descubrió Petra acompañado de un beduino de la zona.
Tras recorrer el desfiladero del Siq, el aventurero suizo llegó hasta el Khazneh o «Tesoro del Faraón». A pesar de que no pudo visitar las ruinas como hubiese deseado por el miedo a ser descubierto, sí que pudo ver varios monumentos y tomar notas a escondidas de su guía. En su diario escribiría la siguiente frase: «Parece muy probable que estas ruinas sean las de la antigua Petra».
El relato del descubrimiento de Burckhardt quedó reflejado en su obra Viajes por Siria y Tierra Santa, publicado en 1822. Pero su descubrimiento despertó rápidamente el interés de otros viajeros europeos que decidieron viajar a la zona, a pesar del peligro que suponía los beduinos que habitaban allí y que vivían en unas condiciones muy similares a la de los antiguos nabateos.
Los primeros relatos europeos en el descubrimiento de Petra
Los primeros viajeros que se aventuraron a visitar la ciudad que había descubierto Burckhardt acostumbraban a redactar relatos que describían las ruinas y que en muchas ocasiones contenían mapas dibujos o grabados, como el famoso dibujo del Khazneh realizado por W. J. Blake en 1818 o las extraordinarias láminas que D. Roberts dibujó en 1836. Las primeras fotografías de Petra no se realizaron hasta 1860 y fueron obra de Francis Frith, que ya había realizado fotos en Egipto y Palestina.
Estos primeros viajeros fueron los que pusieron los nombres de «Tesoro del Faraón», «Tumba Corintia», «Tumba del Renacimiento» o «Tumba de la Seda» a algunos de los monumentos de Petra y recogieron las leyendas de la tradición beduina.
Lo importante de estas primeras descripciones y dibujos, algunos de ellos fantasiosos, es que dejan constancia de la existencia de monumentos que por aquel entonces se encontraban en buen estado y que, hoy en día, se encuentran muy erosionados o directamente han desaparecido. Tal es el caso del arco que se encontraba en la entrada del desfiladero del Siq.
El comienzo de la investigación científica en Petra
Las primeras investigaciones en Petra con un afán más científico que aventurero no se realizaron hasta el siglo XX. A principios del siglo el filólogo R. E. Brünnow y el historiador A. V. Domaszewski escribieron la que es considerada la gran obra clásica sobre Petra: Die Provincia Arabia, que incluye mapas con la ubicación, descripción y clasificación de los centenares de monumentos de la ciudad de los nabateos.
Estos primeros trabajos de investigación quedaron interrumpidos con la I Guerra Mundial, y es que Petra llegó a ser incluso el escenario de algunas batallas durante la Gran Guerra, como la que tuvo lugar a la entrada del Siq, y en la que participó, entre otros, Lawrence de Arabia.
La investigación en Petra tras la I Guerrra Mundial
El fin de la guerra trajo la desaparición del Imperio Otomano y la creación de Transjordania bajo control británico. La nueva situación permitió la reanudación de los trabajos en Petra. En 1921, un equipo alemán publicó mapa muy completo del centro de la ciudad. Pero fue en 1929 cuando comenzaron las excavaciones arqueológicas científicas.
El primero en excavar en la ciudad de Petra fue G. Horsfield, por aquel entonces Director General del Departamento de Antigüedades de Palestina. El principal fruto de estos trabajos fue la identificación de la cerámica nabatea, lo que demostraba que ya existía una cultura material original de Petra antes de la llegada de los romanos. Y es que no conviene olvidar que en un principio se pensaba que Petra era una ciudad romana.
Los trabajos en Petra de Horsfield continuaron hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando tuvieron que ser interrumpidos por culpa del conflicto. En este tiempo, Horsfield, acompañado por arqueólogos de otras nacionalidades excavó una torre situada al norte de Petra, lo que suponía el primer conocimiento del sistema defensivo de la ciudad y varias casas nabateas excavadas en la roca.
Los trabajos de investigación en Petra tras la II Guerra Mundial
Los trabajos arqueológicos en Petra se interrumpieron en la década de los cuarenta y no volvieron a ser reanudados hasta 1954 bajo los auspicios del Departamento de Antigüedades de Jordania. D. Kirkbride y D. J Parr, de la Escuela Británica de Arqueología en Jerusalén, excavaron excavaron en el centro de las ruinas, donde encontraron los restos más antiguos de la Petra de los nabateos que fueron fechados en el siglo III a. C.
La investigación en las últimas décadas
Desde entonces las excavaciones se han sucedido hasta nuestros días con equipos interdisciplinares europeos y americanos que se han unido a las tareas que realiza el departamento de Antigüedades de Jordania. En las últimas décadas los avances más destacables han sacado a la luz edificios nabateos, romanos y bizantinos que han servido, entre otras cosas, para elaborar una carta arqueológica de Petra más completa.
Las excavaciones francesas en Petra
En los últimos años del siglo XX una misión francesa dirigida por Michel Mouton desarrolló una investigación interdisciplinar en la región de Mleiha, en los Emiratos Árabes Unidos, por tanto, en el otro extremo de la península Arábiga. Pero si traemos a colación estos trabajos en relación con Petra es porque estos trabajos franceses demostraron que los habitantes de Mleiha, otra ciudad del desierto, compartían mismo estilos de vida y misma tradición funeraria.
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Fuentes y referencias
- BLÁNQUEZ PÉREZ, C. (2008-2009), «Petra de los nabateos, Descubrimiento, imagen histórica y aspectos religiosos de un reino árabe», Cuadernos del Seminario Walter Andrae 11, pp. 9-19.
- https://www.elmundo.es/ciencia/2016/06/11/575c5511468aeb002d8b45bb.html