¿Cuál es el significado de hititas?
La palabra hititas no tiene un significado como tal, sino que se refiere a un pueblo anatólico del II milenio a. C. que aparece mencionado en la Biblia como «hetitas». Sin embargo, ellos mismos y los diferentes pueblos de Oriente y Egipto con los que entraron en contacto se referían a ellos con el nombre de «Hatti», denominando al territorio de los hititas como «País de Hatti»,
La religión de los hititas
La religión y la mitología de los hititas estuvo muy influenciada por la de los otros pueblos próximo-orientales. De hecho adoptaron dioses y tradiciones de pueblos como los hurritas o babilonios, pero conservando elementos propios de las religiones indoeuropeas. En definitiva, los hititas eran politeístas, incluso a su panteón se le conocía como «El de los mil dioses».
Arte Hitita
En el plano artístico los hititas realizaron varias aportaciones al arte oriental. En el campo de la arquitectura el Imperio Hitita destacó por el empelo de ortostatos, bóvedas de piedra o de pilares en la construcción de murallas. Hasta hace poco se pensaba que el empleo de madera y piedra en las construcciones era una innovación hitita, pero hoy en día se sabe que es una técnica empleada tiempo antes, tal y como se atestigua en yacimientos del IV milenio a. C. como Arslantepe o Tell Brak.
El máximo exponente de la escultura hitita lo encontramos en el santuario de Yazilikaya, cuyos muros se encuentran decorados con relieves. Además de los relieves, se encontraron esculturas exentas apoyadas en basas de animales.
La cultura hitita
La cultura hitita destacó por una importante literatura en la que destacan los textos legales con una fuerte influencia babilónica, aunque también son bien conocidos los documentos y narraciones históricas.
El idioma y la escritura hitita
Los hititas hablaban una lengua indoeuropea conocida con el mismo nombre que el pueblo, hitita. El hitita es una lengua flexional y el idioma indoeuropeo más antiguo conocido, hasta el punto de que hay quien piensa que desciende del protoindoeuropeo, un antiguo idioma del que descenderían todas las lenguas indoeuropeas posteriores.
Los hititas utilizaron el sistema de escritura cuneiforme para expresar su lengua. Con el desarrollo de la investigación arqueológica en oriente, a comienzos del siglo XX se empezó a proponer que algunas tablillas cuneiformes estaban escritas en un idioma indoeuropeo y este debía ser el hitita.
Fue el checo B. Hrozny quien descifró el hitita a través de los documentos encontrados en Hattusa, sin embargo, hoy en día, los principales esfuerzos alrededor de este idioma se centran en tratar de encontrar la fuente a partir de la cual los hititas adaptaron el sistema cuneiforme de escritura a su propia lengua.
Origen de los hititas en Anatolia
En el II milenio a. C. se produjo un cambio notable en el Oriente Próximo. La documentación escrita disponible se multiplicó y el eje cultural y de dinamismo político se desplazó hacia el centro de Mesopotamia, Anatolia, Siria e Irán.
Igualmente, en los documentos escritos se documentan nuevos pueblos como los amorritas y los hititas, estos últimos un pueblo que hablaba la lengua indoeuropea más antigua conocida. A pesar de que en el II milenio los hititas no son el único pueblo presente en Anatolia, sí que son los únicos que hablan un idioma indoeuropeo, un tronco lingüístico a las otras lenguas presentes hasta entonces en el Próximo Oriente.
La historia de Anatolia comenzó con la presencia en la zona de enclaves comerciales asirios, el más conocido de todos el karum de Kanish, con el objetivo de establecer un próspero intercambio de materias de manera pacífica. Fruto de este comercio son varias cartas y documentos comerciales que son una importante fuente para el conocimiento de Anatolia. Además, gracias a estos textos sabemos que en algunas zonas se empleaban escribas de lengua asiria.
Anatolia es una inmensa meseta rica en materias primas en las la que existían varias decenas de ciudades-estados que habitualmente estaban enfrentadas entre ellas. De todas ellas destacaban Purushatun y la mencionada Kanish, aunque todas ellas estaban encabezadas por un monarca con poder suficiente como para controlar las fronteras de su territorio, establecer el pago de impuestos y permitirse la construcción de importantes edificios, algunos de los cuales pueden ser calificados de palacios.
La Anatolia del II milenio a. C. estaba habitada por diferentes pueblos. Los más importantes los siguientes:
- Hititas
- Palaitas
- Hurritas
- Luvitas
De estos, los hititas y luvitas son pueblos indoeuropeos, cuyo origen estaría en las regiones que van desde el Danubio hasta el Volga. Suponemos que estos habrían llegado hasta Anatolia en pequeños grupos hasta asentarse en zonas concretas, aunque reputados investigadores como C. Renfrew defienden que los indoeuropeos siempre habitaron la zona de Anatolia.
Antecedentes del Imperio Hitita
En torno al 1830 la colonia asiria de Kanish fue destruida por un incendio, probablemente provocado por la lucha entre principados anatolios en donde apareció por primera vez un personaje llamado Anitta. A pesar de que se reconstruyó ya no se trataba de una colonia asiria, sino de una ciudad.
Parece que con Anitta se produjo la unificación de los estados anatolios, la destrucción de Hattusa y el traslado, aunque las fuentes para estos primeros momentos son discontinuas y de difícil interpretación. Sin embargo, en el imaginario de los posteriores hititas, las hazañas de Anitta suponían un precedente digno de ser recordado.
Expansión y crisis de Hatti
En torno al 1650 ya puede hablarse sin temor a equivocarse de un primer estado hitita, que, posteriormente, en la segunda mitad del II milenio a. C. se convertiría en una gran potencia que, en su época de mayor expansión, llegaría hasta la legendaria Troya.
Nos encontramos con tres monarcas hititas principales:
- Hattusili
- Mursili
- Telepinu
La fundación del Estado Hitita
Si exceptuamos la figura legendaria de Anitta, el primer rey de Hatti fue Hattusili. Este accedió al trono en 1650 a. C. y como fundador se revistió de atributos, se convirtió en un mito. Pero sobre todo, Hattusili fue un rey conquistador que fijó la capital de su reino, Hattusa, muy al norte, cerca del territorio de unas tribus septentrionales que las fuentes mencionan como los gasga, lo que provocó algunos problemas de inseguridad.
Hattusili llevó al ejército hitita hasta Siria, un espacio dividido políticamente y que despertó el interés de las grandes potencias próximo-orientales como Asiria, Mitanni, Egipto y, por supuesto, los hititas. El principal obstáculo que en tiempos de Hattusili encontró Hatti en Siria fue el reino Amorreo de Aleppo, al que no pudieron dominar hasta tiempo después.
Hattusili murió y transmitió la corona a su nieto, Mursili, quien sí consiguió doblegar a Aleppo en poco tiempo. Sin embargo, Hattusili dejó un testamento político en el que dejaba claro que era consciente del peligro que corrían los hititas debido a las amenazas interiores y exteriores.
La crisis del Reino Hitita
A pesar de ello, una de las principales características del Imperio Hitita es que fue un estado poderoso y fuerte. Con Mursili los hititas llegaron a dominar Asiria, aunque por poco tiempo, También se conoce una campaña de este rey contra la Babilonia casita. No se sabe los motivos del rey hitita para marchar contra la ciudad, pero sí que provocó importantes destrucciones y se llevaron las estatuas de los dioses. A pesar del aparente éxito de la expedición, los hititas se retiraron de manera precipitada y tuvieron que abandonar las estatuas a medio camino, por lo que fueron recuperadas por los casitas mientras perseguían al ejército de Hatti en su huida.
Aunque la expedición provocó la caída de la dinastía reinante en Babilonia, Mursili fue asesinado a su regreso a Hattusa, dejando al Imperio Hitita al borde de la desaparición por las presiones de los hurritas y pueblos de las montañas, con la monarquía hitita convertida en un caos y perdiendo todo el territorio previamente conquistado por Hatti en tan solo 20 o 30 años.
Las reformas de Telepinu
A pesar de ello, el Imperio Hitita consiguió sobrevivir y en el 1525 a. C. llegó al trono un monarca reformador, Telepinu, quien consiguió vertebrar el estado con un acuerdo entre los grandes del país y él, estableciendo las normas de entronización del rey hitita.
A su llegada al poder intentó reestablecer la paz. Para ello, en vez de eliminar a sus adversarios, les asignó lugares de vivienda obligados, esto es, les desterró. Esta actitud revela una notable habilidad política de negociación y capacidad de previsión a largo plazo.
Conocemos un documento de Telepinu dirigido a los grandes del Imperio Hitita en el que se enumeran las causas del enfrentamiento y las soluciones, conocido como «Edicto de Telepinu», en realidad se trata de un documento justificativo del acceso al trono del propio Telepinu, en el que se establece el orden de sucesión al trono -acabando con los derechos de los hermanos de los reyes en favor de los hijos- y defendiendo la cooperación del monarca con la asamblea de grandes del país y los dioses.
Para algunos hititólogos las asambleas de Hatti serían como igual que las mesopotámicas, pero para otros estaría formada por guerreros de Hatti o las grandes del reino, aunque tampoco hay que descartar que fuese una combinación de las tres.
El cualquier caso, el «Edicto de Telepinu» era un acuerdo entre el monarca y los nobles por el cual, en el caso de que se violasen las normas el castigo sería para el infractor y su familia, permitiendo la reorganización del reino.
Telepinu murió en el 1500 . C. y sus sucesores mantendrán una relación ambivalente con el reino hurrita de Mitanni, el gran dominador en Oriente Próximo a mediados del II milenio a. C., aunque un siglo después sería derrotado por los hititas, quienes se convirtieron en la potencia predominante en la región.
Suppiluliuma I y la aparición del Imperio Hitita
En 1380 a. C. sube al trono de Hatti, Suppiluliuma I, el gran rey de la historia de los hititas y el creador del Imperio Hitita. Su reinado fue largo y lo primero que hizo al acceder al poder fue asegurar el dominio de Anatolia extendiendo sus dominios hasta la costa del Egeo y dominando Wilusa, la mítica Troya, o por lo menos consiguieron que se mantuviese leal a los hititas.
Más tarde consiguió que Hatti saliese más allá de Anatolia y anuló al reino de Kizzwatna, algo que sabemos gracias a que se conservan documentos en la cancillería hitita. Posteriormente venció a Mitanni, aunque en un primer momento las campaña contra estos fue un fracaso.
Los sucesores de Suppiluliuma también tuvieron que enfrentarse con Egipto por el control de Palestina. El momento culmen de este enfrentamiento entre hititas y egipcios es la batalla de Kadesh del 1274 a. C., en donde ninguno de los dos contendientes obtuvo una victoria clara y el conflicto se solucionó con la firma de una paz que pretendían que ambas potencias se repartiesen el poder, los recursos y el rango internacional.
El acuerdo entre hititas y egipcios permitió recuperar el equilibrio internacional, se abrió el comercio y el Mediterráneo oriental se convirtió en un espacio seguro. Además, ambas potencias pudieron proyectarse hacia el exterior y centras sus esfuerzos en otras regiones. Las cartas conservadas muestran una intensa relación entre los hititas y los casitas de babilonia, en la que los dos se muestran preocupados por el ascenso de Asiria y tratan de dejarla aislada.
A finales del siglo XIII los hititas sufrieron la misma crisis que el resto de territorios orientales. Las fuentes hablan de la llegada de los Pueblos del Mar. Se trata de una inestabilidad generalizada que acabó con las grandes potencias del momento. En torno al 1200 el estado hitita es destruido y no volverá a aparecer jamás en la escena internacional. Si bien es cierto que la parce occidental de su imperio, la que se encontraba en la zona de Siria, pervivió varios siglos más. Estas poblaciones no eran hititas propiamente dichas, escribían en jeroglífico luvita, pero tenían una clara herencia hitita.
Sociedad y economía entre los hititas
La realeza hitita era dinástica y hereditaria, aunque los derechos dinásticos al principio no estaban consolidados y todo el que tenía algún parentesco con el monarca consideraba que tenía derechos sobre el trono. No será hasta la promulgación del Edicto de Telepinu cuando quede fijado que es el monarca hitita quien elige a su sucesor, generalmente el hijo mayor de la esposa principal.
A pesar de que el rey era la autoridad principal en el mundo hitita, también existían órganos colegiados como una Asamblea General, aunque desconocemos la capacidad de esta para hacer cumplir sus deseos y voluntades.
En la capital, Hattusa, se encontraba el palacio, que era la residencia real y sede de la cancillería hitita, una cancillería que, por cierto, utilizaba varias lenguas -hitita, acadio, asirio, babilonio- si bien es cierto que la mayor parte de los documentos se escribieron en hitita cuneiforme.
Algunas reinas adquirieron bastante relevancia y llegaron a concentrar en sus manos algunos poderes públicos. Eran fundamentales en los ritos religiosos y casi siempre aparecían al mismo nivel que el monarca.
En el ámbito jurídico se redactó el primer corpus de leyes inspirado en ejemplos mesopotámicos. En él se reunieron todo tipo de leyes, pero lo más importante es que el Imperio Hitita contaba con una serie de instrumentos para llevarlas a cabo y hacerlas cumplir.
El mundo hitita era en esencia un mundo rural, caracterizado por un medio montañoso en el que abundaban los recursos minerales -a pesar de ello carecían de estaño- con bosques nevados en invierno que dificultaban las comunicaciones. Durante el verano el clima era continental y el terreno ofrecía amplios recursos.
Por tanto, en una economía agrícola como la hitita no debe extrañarnos que las ciudades más importantes estuviesen rodeadas de aldeas dedicadas a la agricultura y en las que también vivían pastores trashumantes. Todos estos trabajadores rurales eran retribuidos con tierras o especies.
Estas comunidades aldeanas tenían su propio autogobierno, aunque los reyes terminaron por introducir a sus propios representantes en ellas, los cuales tenían la obligación de someterse al monarca.
Para concluir solo nos queda decir que los hititas presentan características del ámbito indoeuropeo, pero también ciertos rasgos que lo incluyen dentro del mundo oriental.
¿Cuál fue el principal aporte de los hititas a la humanidad?
Tradicionalmente se suele considerar que el principal aporte de los hititas fue el empleo del hierro en herramientas y armas, mucho más resistentes que el bronce empleado hasta entonces.
En ocasiones también se considera que los hititas fueron los primeros en utilizar el carro en la guerra, aunque otras investigadores se inclinan por pensar en que los primeros en utilizar el carro de guerra fueron los mitannios.
En los próximo días ampliaremos la información sobre los hititas. ¡No te lo pierdas!
Fuentes y referencias:
- RENFREW, C. (2003), Arqueología y lenguaje: la cuestión de los orígenes indoeuropeos, Crítica, Barcelona.
- https://www.ancient.eu/hittite/
- https://www.britannica.com/topic/Hittite