Entre el 1895 y 1900 Flinders Petrie excavó en Abydos, donde halló objetos relacionados con los reyes de las primeras dinastías, pero también otros que podían considerarse anteriores, pertenecientes a un período que los egiptólogos han denominado Predinástico, que abarcaría finales del VI, el V y buena parte del IV milenio a. C. y que se corresponde con el Neolítico egipcio.
En la etapa predinástica fue donde comenzó a forjarse la civilización egipcia. Fue el momento en que las poblaciones neolíticas se adaptaron al territorio de manera estable y definitiva, constituyendo comunidades que desarrollaron tradiciones culturales concretas.
Estas poblaciones comenzaron a ser conscientes del entorno que les rodeaba y aprovecharon con acierto los recursos ambientales con los que contaban. Pero esta sedentarización de los habitantes de Egipto surgió como una necesidad ante el cambio climático que provocó la desertización del país. Los cazadores-recolectores, ante la dificultad cada vez mayor de encontrar recursos decidieron asentarse en las orillas del Nilo, un lugar en el que podrían beneficiarse de la pesca -fundamental en su dieta-, desarrollar una incipiente actividad agrícola y realizar los primeros intentos de domesticación animal, mientras que la zaca pasó a ser una actividad residual.
En el Egipto predinástico existieron varios núcleos de población repartidos por el Alto y Bajo Egipto. Las excavaciones realizadas en las necrópolis de estas poblaciones, situadas sobre todo en zonas de desierto, han proporcionado a través de los ajuares funerarios mucha información.
Se han encontrado figurillas de arcilla, elementos de adorno y, sobre todo, recipientes de cerámica roja con el borde negro que son característicos de la cultura Badariense del Alto Egipto (4500-4000 a. C.). Estos objetos debieron ser muy apreciados y los mantendrían con ellos durante toda su vida.
Las necrópolis del Alto Egipto presentan ajuares más abundantes y de mayor calidad que las del Bajo Egipto. Las tumbas del Alto Egipto presentan entre sí importantes diferencias de tamaño y en cuanto a la calidad de los ajuares que contienen, lo que demuestra la existencia de una diferenciación social que sería menos acusada entre las poblaciones del Bajo Egipto.
Desde entonces la cerámica se convierte en elemento principal para establecer cronologías relativas en Egipto. Cada zona del Egipto predinástico generó sus propias cerámicas. Se conocen importantes focos culturales tanto en el Alto como el Bajo Egipto, donde predominan tipos y morfologías de cerámicas que darás la pauta para establecer fases cronológicas del periodo predinástico.
Fuentes y referencias:
- KEMP, B. J. (2016), El Antiguo Egipto, Crítica, Madrid.
- WENGROW, D. (2017), Arqueología del Egipto Arcaico. Transformaciones sociales en el noreste de África (10.000-2650 a. C.), Bellaterra, Barcelona.
- https://www.britannica.com/art/Egyptian-art/Predynastic-period